jueves, 25 de febrero de 2016

sharing - La Intuición - Blog de la Orden Rosacruz

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¿Debemos tener en cuenta la intuición en nuestra vida cotidiana?

Como sabemos, el ser humano tiene sus propias facultades físicas. Estas se relacionan con nuestro cuerpo y con su capacidad de caminar, correr, trepar, saltar, gatear, nadar, bailar… Estas facultades implican al esqueleto, los músculos, los nervios, etc., y son regidas por el cerebro. También tenemos facultades sensoriales, a saber, la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato, que están conectadas con un área del cerebro responsable de responder a estos estímulos. En general, estas facultades se enmarcan dentro del ámbito de las llamadas funciones psicomotrices para el primer grupo, y perceptivas para el segundo.

Pero el cerebro es también el asiento de nuestras facultades mentales. Entre las más importantes, podemos citar el razonamiento, que nos permite reflexionar en el momento presente, la memoria, gracias a la cual podemos recordar el pasado, y la imaginación, que es útil no sólo para imaginar lo que nos plazca, sino también para proyectar el futuro y anticiparnos a él. Por lo tanto, estas tres facultades mentales, que también se describen como “subjetivas” en psicología, abarcan las tres dimensiones del tiempo: pasado, presente y futuro.

Más allá de nuestras facultades mentales, tenemos las facultades que Sri Aurobindo y Teilhard de Chardin llamaban como “facultades supramentales”, y que los Rosacruces llaman con el nombre de “trascendentales” o “subliminales”. Una de las más importantes es la intuición, que todos hemos experimentado en un momento u otro. Es esta capacidad la que explica el hecho de que, de repente, sepamos la hora sin necesidad de consultar nuestro reloj, saber quién nos escribió una carta que acabamos de recibir antes de haberla leído, sintamos que una pareja de amigos está esperando un bebé, aun cuando ellos mismos no lo sepan, saber que se ha producido un suceso en un lugar determinado, antes de que nos lleguen noticias sobre ello, etc.

Ya que la intuición no es una facultad mental, no depende por tanto del cerebro. También podemos darnos cuenta de que nunca necesita del razonamiento. Las impresiones que produce en nuestra conciencia son tan repentinas como fugaces, y todas tienen un carácter de veracidad. Esto significa que una intuición digna de ese nombre sólo puede ser buena, en el sentido de que una intuición negativa no es en realidad una intuición, sino una idea que, aunque aparentemente intuitiva, se eleva desde un razonamiento subconsciente.

Desde el punto de vista Rosacruz, la intuición es una facultad espiritual. Para ser más precisos, tiene sus raíces en nuestra dimensión más divina, es decir, el alma, y es por eso que tiene tal carácter de veracidad. Sin embargo, generalmente no se manifiesta de forma “natural” y debe ser despertada. ¿Cómo? Apelando a ella regularmente y aprendiendo a tener en cuenta las impresiones que genera en nosotros. Sabiendo que la intuición es tan útil como la razón para conducir nuestra vida, es por lo que los rosacruces se esfuerzan en desarrollarla cada día.

Derecho de autor imagen: garloon

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