domingo, 15 de septiembre de 2019

share, 2,V, Antártida, paraíso bajo el hielo. III

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Antártida, paraíso bajo el hielo. III

... ...le habíamos hablado a Norman de las reuniones, las charlas y los temas que tratábamos en el grupo, y venía con una tremenda expectación, pero al encontrarse en el primer día con esta historia tenía cierta preocupación por el criterio que podía formarse en su interior sobre nosotros, el ambiente y la baja cultura que reinaba en el puerto.

Llegó por fin el domingo, María y yo habíamos ayudado a Sami y su familia a organizar la jornada. 
 
Habíamos puesto unos tableros en el jardín y habíamos improvisado una mesa grande para depositar la comida. En la entrada de la casa habíamos colocado un cartel de papel donde habíamos pintado en rojo la palabra “WELCOME” y habíamos puesto faroles de tela, barras de incienso y conectado varios altavoces al ordenador, con música ambiental.

Hacia las nueve y media el jardín de la casa de Matt estaba repleto de jubilados. Voces, asombro y golpes en la espalda, eran la tarjeta de presentación de cada uno. Finalmente, no sin cierto esfuerzo, pudimos sentarnos todos e imponer a base de reclamar la atención el deseado silencio.

- Gracias mis queridos amigo 
-Dijo Bob- 
por acudir a nuestra casa. Gracias por los regalos que habéis traído a mi nieto. Mis hijos Sami y Matt van a estar con nosotros los próximos cinco años. Tan solo os pido que les acojáis en igual medida que lo habéis hecho conmigo. Os aseguro que es fácil amarlos pues son extraordinarios. Además, quiero presentaros oficialmente, aunque sin duda ya los conocéis del otro día en el puerto, a mis consuegros, Adelle y Norman, que no están dispuestos a dejarnos disfrutar a solas de la isla y se han venido aquí para maleducar a nuestro nieto.

Sonaron unos sonoros aplausos, como era de rigor. Luego tomó la palabra Samantha.

- Gracias, queridos amigos. Ahora mismo Matt y yo nos hemos convertido en los más jóvenes del grupo, por tanto, los menos reflexivos, los más impetuosos y los menos experimentados, por lo que os pedimos seáis indulgentes con nosotros. Nuestra casa está abierta para todos en cualquier momento.

- Como podéis comprobar 
-Dijo Matt- 
Sobre la mesa tenéis “el néctar de los dioses” o la bebida alucinógena que ingerís y os hace más sabios; auténtico café de Colombia de un aroma y sabor únicos. Desde el día de la iniciación, siempre cumplí con el rito de la Logia de la Cabaña y levanté mi taza de café dirigiendo la mirada y mi pensamiento a esta maravillosa isla. 
 
Tal y como me iniciara Brandan, tengo la seguridad de que los maestros de San Borondón ha intercedido con el destino para estar aquí de nuevo. Y no solo los maestros de la ciudad sumergida, sino por la ayuda de mis padres que movieron los hilos para conseguir esta estancia.

De nuevo, aplausos, exclamaciones y risas irrumpieron en la mesa. Ya estábamos en nuestra salsa. Los miembros iniciados de “La cabaña” habían roto las ataduras de los achaques, de la edad, de las limitaciones y las canas y tal cual niños distendidos y juguetones se disponían a tomar la jornada por asalto. 
 
Luego todos me miraron esperando que yo dijera algo. Siempre me hacían la misma jugada y la verdad es que no me gustaba ser una especie de maestro de ceremonias para lo que nunca fui nombrado.

- Bien, queridos amigos. A partir de ahora retomamos la actividad del conocimiento. Tal y como me ha anunciado Brandan y Esteban, ambos tienen muchas historias que han investigado y que pretenden contarnos, pero he estado hablando con Norman y me ha pedido encarecidamente que desea plantearos una pregunta. No sabe cómo proceder y con cierta cautela me ha consultado, pues no sabe ni por asomo lo gamberros y sinvergüenzas que sois.

Todos se echaron a reír, dirigiendo la mirada a Norman.

- Bueno, en primer lugar, de parte de mi esposa Adelle y mía os queremos dar las gracias por el cariño que habéis profesado a nuestros hijos Matt y Sami y por la acogida que nos habéis dado al aceptarnos en vuestro grupo. 
 
No sé si hago bien en plantearos este tema, pero el otro día me quedé muy afectado con la problemática de Virginia y no hemos podido dormir en estos días pensando en la pobre chica y el panorama que tiene con su familia destrozada y con su hija de dos años, que hace sospechar, se quedará en breve sin madre. 
 
No la conocemos de nada, pero Adelle y yo hemos pensado si sería acertado ayudarla, pues tenemos un familiar en la prestigiosa clínica “MD Anderson” en Houston, que estaría dispuesto a diagnosticarla. Hemos pensado en pagarle el pasaje y la consulta pues como pude comprobar ella y su familia carecen de medios.

Las palabras de Norman nos habían pillado por sorpresa. No había comentado nada, ni siquiera a Bob. Pero repentinamente y sin ningún artilugio Norman y su esposa estaban mostrándonos a corazón abierto una enorme carga de humanismo y caridad.

En las caras de todos se dibujaba ahora una sonrisa de reconocimiento. Fue Ben el holandés el que rompió el silencio.

- Mira Norman en nuestro grupo tenemos un respeto sagrado por nuestra respectiva individualidad, pero no nos hace falta pactar ni expresar algo que nos identifica como seres humanos preocupados por la búsqueda del bienestar que aun sin ser de nuestro grupo, lo sentimos como nuestro. 
 
De ninguna manera vamos a aceptar que cargues tú con el coste de la ayuda a Virginia. Ayer mismo, Brandan, Hans, Marina y Annette estuvimos esbozando la idea de ayudar a Virginia y tu propuesta nos ha dado la respuesta. Creo hablar por todos al afirmar que estamos dispuestos todos a ayudar económicamente o como sea necesario.

Un murmullo de afirmaciones respaldó la contrapropuesta de Ben. Y como era previsible todas las miradas se volvieron hacia mí para concretar con Virginia dicha propuesta canalizando la ayuda, los billetes y los costes que gustosamente asumíamos todos.

Pero lo más importante era comprobar que aquel hombre, un antiguo agente del temido Servicio Nacional de Inteligencia, tenía un corazón que no le entraba en el pecho. María me echo un guiño para decirme que sentía lo mismo que yo.

- Mi propuesta -Dijo el animal de Bob- Es que después de ayudar a Virginia, destinemos una pequeña cantidad a contratar un par de matones para darle una paliza al cabronazo que le ha diagnosticado y engañado.

- ¡Que bruto eres Bob! Ya sé que no lo dices en serio, aunque de buena gana yo mismo le daría la paliza -Dijo Hans-


- Creo, queridos amigos, que todavía por muchos lustros asistiremos a las mismas prácticas de, iluminados, ilusos y engañadores y es que no hay más atrevimiento que el que proporciona la ignorancia. Todavía seguiremos comprobando como los problemas de salud, de higiene o de conocimiento se pretenden curar con oraciones, invocaciones o intervenciones de sinvergüenzas que creen estar más cerca de Dios o de la máxima sabiduría. 
 
Seres que de la noche a la mañana pasan de fogoneros a maestros cósmicos o de simplistas que leen tal o cual panfleto sensacionalista y pretenden tener superpoderes al estilo Superman ignorando el estudio, el método, la reflexión, el análisis y la ciencia. Nos guste, o no -Concluí yo- El mundo está dirigido por las mismas o parecidas castas de iluminados
 ¡Así nos va como nos va!

Como era habitual, tomamos el desayuno y salimos a dar un paseo por la zona. La casa de Matt está a las afueras de Puntagorda y pasear por la pequeña carretera es muy saludable, además a esas horas todo el mundo duerme, después de la juerga del sábado.

Pasada una hora, volvimos a la casa. 
 
Tocaba charla hasta la hora de la comida. Matt conocía perfectamente cómo hacemos nuestras reuniones del periodo vacacional que paso con nosotros por lo que había dispuesto en el salón un montón de cojines en el suelo, pues el diván y las sillas que contenía la decoración del mismo no eran suficientes para tanto tropel de gente. Afortunadamente la televisión era de más de sesenta pulgadas y estaba en el centro de la estancia. Matt había seguido las instrucciones que le diera Bob y había conectado el ordenador a la televisión. Ese puesto era sagrado y estaba reservado por ley para Esteban, nuestro erudito o “biblioteca con patas” Luego sobre las mesas y en el suelo Sami había puesto pequeñas botellas de agua y algún que otro refresco de zumo.

Todos nos sentamos a la vez que Brandan tomó la palabra,

- Amigos. Durante este tiempo que habéis estado acomodando a Sami y su familia, en “La cabaña” en el puerto e incluso en el barco, hemos estado investigando mucho y ahora mismo tenemos un montón de historias que contaros. Pero creo que debe ser Hans quien comience a hablar.

Hans “el hombre si patria” que así le llamábamos en forma cariñosa tenía una figura aristocrática de un alemán alto, fuerte y con ojos claros. El clásico prototipo ario promocionado por el movimiento nazi. Sin moverse del sitio ya emergía sobre el resto del grupo. Tan solo tomó entonó con su voz sosegada las nuevas claves de su increíble historia.

- Es muy difícil retornar a los diez años para buscar en el baúl de los recuerdos, pero al conoceros mi cerebro entró en una especie de catarsis, desmemorizando mi vida a la vez que se avivaban los recuerdos de la infancia. 
 
Han sido muchas las noches en las que he evocado y traído a mi mente actual las conversaciones con mi padre y las imágenes de la base y del valle sagrado de los Arianni. 
 
He establecido una cronología más o menos lógica, pero también es posible que haya mezcla de vivencias con deseos o con ensoñaciones de mi espíritu.

Los Arianni no habían previsto la llegada del contingente nazi a la base 211 de la Antártida.
 
 Durante miles de años ellos, al igual que otras tantas tribus o razas, permanecían en el interior de la Tierra. 
 
Una catástrofe global, propiciada por una sucesión de tormentas solares, precedidas de la llegada de un cometa, había obligado a millones de seres, que vivían pacíficamente en la superficie, a buscar refugio en el interior del planeta, a salvo de la penetración de la radiación, el calor, y los rayos gamma, que les hubiese aniquilado si se hubiesen quedado sobre la superficie.

Las entradas naturales de ambos polos, fueron las puertas de acceso de muchas razas. Ellos, los Arianni, habían elegido el polo Sur, puesto que su pueblo había vivido durante miles de años en la región que ahora conocemos como 
La Patagonia.

Sus sabios supieron con mucha antelación, que la llegada de aquel intruso impactaría en el Sol, y se producirían enormes explosiones de masa coronal.

En la misma medida, otras razas que habitaban lo que conocemos ahora como Tibet, y el desierto de Gobi, se introdujeron en el interior de la Tierra. 
Algún grupo estableció colonias en el interior de los océanos que aún hoy están perfectamente operativas.

Antes del exilio, casi todas las razas evolucionadas del planeta se juntaron en asamblea. 
El lugar escogido para esas reuniones fue el Tibet. 
En dicha reunión se estableció un pacto de mutua ayuda y colaboración. 
Se estableció asimismo un Gobierno Oculto, dirigido por sabios, con la obligación de permanecer en contacto.

Se practicaron cientos de miles de kilómetros de túneles que comunicaban las distintas comunidades subterráneas. 
 
La tecnología de aquellos seres era prodigiosa, puesto que sus tuneladoras no eran sino haces laser de una altísima potencia que cristalizaban la tierra, y los materiales, ionizando las partículas casi cristalinas de las paredes por donde circulaba luz ambiental.

Hans, entornó los ojos hacia arriba, como buscando en el baúl de los recuerdos,

- Mi padre me hablaba de cifras, que aún hoy, desde el punto de vista de la ingeniería que yo he estudiado resulta inverosímil. 
 
Si no recuerdo mal las máquinas que practicaban los túneles, avanzaban, perforando, a ochenta kilómetros por hora. 
 
Recuerdo muy bien este dato, puesto que en la universidad nos enseñaban que en forma prodigiosa las nuevas tecnologías podrían hacer hasta 40 o 50 metros por día. 
Mientras que los Arianni conseguían cerca de 1.000 km diarios.

Matt, que no perdía ni una sílaba replicó:

- ¿Has dicho 1.000, Hans?

- Si amigo mío, ya sé que suena grotesco, pero tengo ese dato perfectamente memorizado pues contrastaba con las enseñanzas de la física mecánica que me enseñaron en la Facultad.

María y yo mirábamos de reojo a Norman y Adelle, pues era la primera vez que asistían a una de nuestras locas reuniones y quizás se podrían escandalizar, pero sus rostros no reflejaban ninguna emoción. Norman esbozaba una sonrisa y Adelle tenía los ojos abiertos con una ligera expresión de asombro.

Me gustaría ver su cara 
¡Si la suya! 
La del 
lector 
que está adentrándose en estas revelaciones. 
Resulta imposible aceptar que en esta isla donde se refugian jubilados de muchas partes del mundo, donde la monotonía de la siesta o el vaivén de las olas adormecen los sentidos, una veintena de personas maduras y sensatas, se reúnen periódicamente para hablar de esoterismo, de alienígenas o de física cuántica. 
 
Lo normal sería estar viendo al Real Madrid, o la carrera de motos frente a una cerveza en la taberna. Pero, tan solo cuento lo que vivimos día a día, pudiendo afirmar categóricamente que no existe mejor combinación a experimentar que la unión de la amistad y el conocimiento.

- Antes de que llegara el gran día de la catástrofe, millones de seres ingresaron ordenadamente en el mundo interior de la Tierra. 
 
Las ciudades y los refugios se comunicaron entre sí. 
 
Cada raza siguió con su evolución y su experimentación. 
 
No se rompieron los vínculos con la Confederación de Mundos que gobierna la Galaxia y comenzó una nueva andadura.

En ese tiempo, el homo sapiens estaba en una fase muy primitiva de la evolución, pues las mejoras genéticas que se le había implantado requerían de tiempo. 
 
El gen, al igual que una computadora, adquiere memoria, mediante la experimentación, y, no se puede aceleran. 
 
El neo córtex debe construirse capa a capa, neurona a neurona, con millones de experiencias, emociones, y aprendizajes.

Se optó por dejarles en las cavidades de la superficie, a la espera de la catástrofe, pues no podían venir al mundo Arianni, debido al choque evolutivo. 
 
Este es el periodo que el arte paleolítico de todas las cuevas del mundo, representa los animales que entonces pastaban en la superficie, y la presencia de lo que ellos consideraban dioses, que eran sus creadores genéticos como los Arianni, y, otros tantas, y dioses, que recogen las tradiciones egipcia, india o sumeria.


Después de la catástrofe, y de la desaparición de muchas especies de animales y plantas, se optó por permanecer en los refugios interiores, puesto que en el futuro, estaban previstas nuevas catástrofes, diluvios, y glaciaciones, y, no era operativo, salir y entrar, como si de un juego se tratara.

Se pactó hacer un seguimiento de los supervivientes de la superficie que quedaron, para ayudarles indirectamente, con enviados, profetas y estímulos culturales graduales, en función de su marcha evolutiva. 
Pero, se separaron los mundos, pues el contraste evolutivo de los de dentro, con los de fuera, era abismal.

Os sorprenderá lo que ahora os voy a decir, pero, recuerdo perfectamente, que una de las fechas que mi padre reiteraba, era el 2012 
-Yo no lo veré, hijo mío, pero tú serás casi abuelo cuando llegue. Ese es el comienzo de un nuevo tiempo- 
 
-Así me decía- 
Y yo no lo entendía muy bien. 
 
Desconocía la tradición Maya que habla de esta fecha como el comienzo de un nuevo periodo para la Humanidad, que desembocará en un proceso extraordinario de paz, amor y felicidad para todos los habitantes del planeta. 
 
Según se nos decía en la escuela de la base.
 
 A partir de ese momento, en diversos períodos, y, en forma gradual, los habitantes del mundo interno, saldrían al exterior para dirigir el mundo con sabiduría. 
 
Pero, también es cierto que se anunciaban atrocidades, dolor y sufrimiento por la dificultad de romper los viejos hábitos para adentrarnos en ese nuevo período. Como podéis ver, queridos amigos, tal y como está ahora el mundo debemos estar todavía en los comienzos de ese deseado cambio.

Como decía en un principio, la llegada de los nazis a las bases de la Antártida no estaba previsto por los Arianni. 
 
Este evento suscitó una controversia enorme, pues, aunque podían permanecer ocultos, la proximidad de la base, y los prototipos aéreos anti gravitatorios que habían desarrollado los alemanes, podían acceder, en cualquier momento a las rutas electromagnéticas que esa tecnología emplea. 
 
Al parecer, según que contaba mi padre, al igual que aquí hablamos de “pasillos aéreos”, los ovnis, o trazadores electromagnéticos se ven arrastrados o frecuentan los pasillos magnéticos que se establecen en forma natural debido a la polaridad y el magnetismo terrestre.

Los Arianni estaban preocupados, y, solicitaron la reunión del Consejo de los reinos interiores y de la Confederación Galáctica.

Por aquel entonces, la Segunda Guerra Mundial estaba tocando a su fin, y, el resultado era inapelable, pues los alemanes iban a perder la guerra irremediablemente, por lo que no tenía sentido que miles de soldados, mujeres y niños, estuvieran en la Antártida próximos a los accesos del reino de los Arianni.

En aquella reunión, se debatió largamente sobre la conveniencia o no, de desalojarlos de la base 211, pero era una injerencia grave en el proceso de una guerra que no era la suya. 
 
Además, si no se les ayudaba, las condiciones ambientales del frio polar acabaría con las mujeres y los niños que comenzaban a nacer y ellos no tenían la culpa de las cuestiones de sus mayores. 
 
Pero, se trataba de soldados, no de monjas de la caridad, y, todo soldado, tiene como objetivo la guerra, por lo que el dilema enfrentaba a unos y otros, en un debate que empleó casi un año.

Las bombas de Hiroshima y Nagasaki precipitaron los acontecimientos, dejando el problema de la base 211 como algo secundario, al enfrentarse el mundo interno a algo mucho más peligroso.
 
 La energía atómica, y las explosiones experimentales que se estaban realizando en el planeta, ponían en grave peligro los reinos interiores, puesto que la conformación del planeta, y su estructura geológica, y magnética, propiciaba, que una pequeña explosión en una latitud del planeta, produzca, a miles de kilómetros, un corrimiento de las fallas geológicas, con consecuencias terribles en las cavidades donde vivían los reinos de Agharta, además de terremotos, hundimientos, y destrucción de una magnitud incontrolable. 
 
El interior de la Tierra, está repleto de cavidades inmensas, que, en muchos casos, se sustentan de una manera precaria. 
 
Basta con una ligera explosión, para que la onda expansiva viaje, y, se multiplique en forma abismal, produciendo un daño incontrolable.

Aquellas primeras explosiones, y las que siguieron a continuación, dañaron parte de las estructuras de túneles que Agartha tenía como elemento de comunicación. 
 
Había que parar aquella locura. 
 
Los reinos interiores habían permanecido ocultos, miles de años, a los humanos y ahora estaban siendo amenazados, por otra parte, no se podía salir todavía a la superficie, por lo que urgía tomar decisiones.

- ¡Perdona Hans! 
No termino de entender, como, cientos de miles, o quizás millones de kilómetros de túneles, pueden permanecer iluminados 
-Comentó Bob- 
Se requiere de un conglomerado de centrales eléctricas impresionantes y generar esa electricidad requiere de un complejo industrial aún más grande que los propios conductos subterráneos.

- No Bob, los Arianni, además de los otros reinos, habían conseguido manipular los fotones de la luz de superficie emitida por el Sol, y amplificar su frecuencia e intensidad con una tecnología simple. 
 
Las tuneladoras creaban una capa cristalina de una dureza parecida al acero, y estaban fuertemente ionizadas, de tal manera que transmitían sin cables, la electricidad, en toda la inmensa infraestructura. 
Esa carga eléctrica facilitaba que circularan vehículos con carga electromagnética dentro de los mismos a altísima velocidad.

La ciudad de los Arianni, permanecía iluminada todo el día, mientras que el valle sagrado donde viví los primeros diez años de mi vida, tenía períodos diarios más largos de iluminación, y más pequeños, oscuros. 
 
Creo recordar que estos seres atrapan la luz de superficie, la conducen, y, la amplifican a voluntad, además, pueden almacenarla en condensadores de un material parecido al cristal de cuarzo, pudiendo usarla en cualquier momento, como nosotros podemos utilizar una linterna.

Norman, irrumpió con su potente voz en la asamblea

- Pues yo tengo un amigo retirado de la Armada, que me habló en forma confidencial, que en algún momento de su carrera pudieron acceder con el submarino que pilotaba a unas cavidades que arrancaban en cuevas submarinas en la costa de California, y se adentraban miles de kilómetros bajo la superficie. 
 
El me aseguró que desembocaron en una enorme gruta que tenía una perfecta iluminación. 
 
Me aseguró que la luz parecía salir de las paredes, pues no vieron bombilla alguna. Cuando regresaron a la superficie, esta información fue censurada, y, se les obligó a mantener silencio.

Tanto Bob y su familia, como María y yo, sabíamos que ese supuesto amigo no existía, sino que eran informes confidenciales, a los que sin duda tuvo acceso, a lo largo de su estancia en la CIA, pero, el grupo no debía saber nada.

- En una de esas reuniones dentro de Sambhalla, la ciudad de Agartha, se consiguió llegar a esclarecer cuanto había sucedido. Fue uno de los más sabios de sus habitantes quien lo comentó. Era un ser anciano que por su capacidad espiritual permanecía conectado a la Suprema Inteligencia.

Al parecer, el hecho de que los alemanes hubiesen llegado a la base Antártida, no fue un hecho fortuito, sino que habían sido guiados por él, y otros psíquicos, siguiendo el dictado de dicha Inteligencia, empleando al grupo de mujeres que constituía la Sociedad Vril. 
 
Fue María Orsic y sus compañeras, las que recibieron los dibujos y los mensajes telepáticos, que estos maestros emitieron en sus cerebros. 
 
Luego la “SS” hizo el resto, llevando a dicha base todo el contingente militar y humano.

Aquel maestro agarthiano dijo:

- El contacto de nuestros pueblos con la superficie es imposible, pues el estado evolutivo del ser humano es todavía inmaduro y violento. 
 
Se necesita advertir a los gobiernos de la Tierra de la necesidad de renunciar a la práctica de la energía atómica, pues ponen en peligro nuestras ciudades. 
 
Es por eso que dejamos entrar a los nazis en la base de la Antártida. 
 
De esas gentes, y de otras tantas voluntarias de la superficie, debe surgir un comando, o una delegación, que conecte con las naciones que utilizan energía atómica, para que cesen la producción de bombas, y de pruebas nucleares, bajo el subsuelo.

- Las recomendaciones del maestro, fueron puestas en marcha inmediatamente. 
 
Fue por eso, que los Arianni establecieron contacto con la base 211, ofertando a los voluntarios, entrar en el valle sagrado, pero con la condición “del no retorno” a la superficie, y, la renuncia total a la violencia. 
 
Fue por eso, que se dejó entrar al Almirante Byrd, pues, al ser una persona respetada como héroe, su mensaje tendría más fuerza.

Como ya os he contado, mi madre y otras tantas mujeres y niños nos asentamos en el valle sagrado de los Arianni, y, junto con nosotros, una buena dotación de soldados se quitó los uniformes, y las insignias nazis, para abrazar la misión, y los emblemas del reino de Agharta, de soldados se habían convertido en servidores del reino interior, con la misión de concienciar al ser humano, y, de prepararse, generación tras generación, para el retorno a la superficie, una vez que el hombre consiguiera encontrar la senda de la paz y del conocimiento. 
 
Pero, los voluntarios no fueron muchos. La mayoría se quedó en la base, pues entendían que abrazar la causa de los Arianni era traicionar a Alemania.

A partir de ese momento, solo una familia salió del valle de los Arianni; es decir, la mía, pues mi padre fue destinado como oficial de enlace a Santiago de Chile, y, mi madre derramó lágrimas de dolor, cuando dejó aquel paraíso, para adentrarse en el mundo de la superficie.

Extracto de COMANDO SOLAR

Autores: Tamara Pavón – Lice Moreno

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