viernes, 27 de septiembre de 2019

share, Antártida, paraíso, bajo el hielo. IV

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Antártida, 
paraíso 
bajo el hielo. 
IV


El almirante Byrd y otras tantas autoridades que fueron entrevistadas durante aquellos años, fueron guiadas y llevadas a bordo de los platillos volantes de los Arianni, por ese comando de servidores alemanes que se adentró en el valle sagrado, y juró fidelidad a la confederación de mundos, y al reino de Agartha. 
 
Es por eso que Byrd se sorprendió al ver que le hablaban con acento alemán.

Brandan, el marino, retirado de la armada irlandesa, irrumpió con su palabra:


- Cuando Hans nos contaba esta historia, tanto Esteban como yo empleamos muchas horas de investigación para poder ubicar sus declaraciones en los acontecimientos y la historia que siguió a la Segunda Guerra Mundial, y, encontramos un sinfín de respuestas que debéis de conocer, pues se trata de algo apasionante, de una conspiración, y, una mentira, perfectamente ocultada por los Servicios secretos de Estados Unidos y de las otras potencias nucleares, puesto que todos los gobiernos de estas naciones fueron visitados y contactados por los agarthianos y los Arianni en multitud de ocasiones.

Mientras Brandan hablaba, Esteban ya estaba poniendo en la televisión las primeras imágenes, luego fue el mismo a continuar con los argumentos del viejo soldado.

- Aunque ya conocéis la mayoría la historia debemos rememorar los hechos para que Norman y su familia se sitúen.

En 1947 el ejército americano puso en marcha la operación Highjump, con cerca de 5000 soldados y números barcos y aviones, con el objetivo de destruir la base 211, pero, los alemanes, con dos de sus prototipos ovni, que para entonces habían perfeccionado, contraatacaron con tanta fuerza, que el cuerpo del ejército enviado, tuvo que volver rápidamente, con el rabo entre las piernas, pues de haber continuado en la zona, habrían sido aniquilados. Fue entonces cuando el almirante Byrd fue recibido por los Arianni, y, se le dio el mensaje que conocéis de cesar en la escalada armamentista de la energía atómica.


Byrd entregó la información al Secretario de la Marina, James Forrestal, y este a su vez, informó al presidente Harry Truman. 
 
El gobierno americano se reunió debatiendo el asunto, pero, de ninguna manera podían aceptar la recomendación dictada por los Arianni, en primer lugar, porque debían acepar una de las mayores derrotas propiciada por los todavía vivos nazis de la Antártida, y, en segundo término, porque, renunciar a la bomba atómica, era facilitar la supremacía armamentista rusa, pues comenzaba por aquel entonces lo que se llamó la Guerra Fría.


Los Arianni, conectaron a su vez, por las autoridades soviéticas, pero, en igual medida, se negaron a aceptar el cese de sus investigaciones atómicas. 
 
No se fiaban de los americanos.


El gabinete del presidente, estaba dividido, pues Forrestal era partidario de contar la verdad al mundo, mientras que el resto de los generales aconsejaban mantener todo en secreto y preparar un plan más eficaz para desalojar a los nazis de la Antártida.


Truman decidió ocultar todo, y guardar silencio. 
 
A continuación, se puso en marcha la parte oscura que todo servicio secreto de cualquier nación utiliza para silenciar a los testigos, y, “misteriosamente”, Forrestal fue ingresado en el hospital de la Armada, y fue “suicidado”, al ser arrojado desde un sexto piso.

Matar a Byrd, que era un héroe nacional, era más complicado, pues tendría que darse explicaciones por lo que le silenciaron durante un periodo de diez años, con la excusa de estar enfermo.

Estaban, iba mostrando las imágenes que aludían a sus palabras. Las caras de Matt, Sami y Adele reflejaban estupor, pues, no podían entender como sus compatriotas habían podido fomentar tal mentira, y, tales asesinatos. Mientras que Norman, permanecía impasible; él sabía, que se trataba de un mal necesario, o de acciones colaterales que la Seguridad del Estado requería, o en todo caso, eso era lo que en la CIA le habían inculcado, hasta la médula.

Norman dirigió la mirada inconscientemente a la habitación contigua, donde se veía la cuna de su querido nieto, y, su cara dibujo un gesto de incomodidad, pues ahora que estaba jubilado, su visión de las cosas era distinta, y, aunque su deber como servidor del estado le había obligado durante su vida laboral ¿Cómo podría contarle mentiras a su nieto? 
¿Cómo podía hablar a Henry y a los niños de su generación que la mentira y el engaño debía de mantenerse a toda costa? 
¿Qué clase de política podía propiciar la mentira, el engaño, o la escalada armamentista, como sistema de vida?
 
 Norman reflexionaba sobre estas cuestiones. 
 
Por un momento, su mente se desconectó de la reunión, reflexionando sobre el hecho cierto, de que la política de la mentira, el espionaje, y la guerra fría, solo había traído una sociedad equivocada, sin valores, y, al borde de la autodestrucción, por el cambio climático, el agotamiento de recursos, y la superpoblación.

Norman, tenía que educar a su nieto en la aceptación sistemática de dicha mentira, y, en la locura de una raza capaz de autodestruirse con sus bombas atómicas, en tan solo dos horas. 
 
Y, aquel agente secreto de una marcialidad y temple frio, e inquebrantable, tuvo que ausentarse con la disculpa de ir al baño, y, secarse las lágrimas que furtivamente salían incontenibles de sus ojos. 
 
Él había sido un patriota sirviendo a su nación, pero, sin querer, ni desearlo, había traicionado a la Humanidad, a la verdad, que debe resplandecer siempre por encima de cualquier otro valor, y, sobre todo, había traicionado a su propio nieto, pues en él se encarnaba el futuro de una raza, que, inoculada del mal endémico de sus mayores.

Pero, esto es otra cuestión. 
El hecho es que la comida reclamaba a todos los convocados, y había que hacer una pausa.

El entrenamiento de todos estos años nos daba una capacidad extraordinaria para encajar cada persona, y cada cosa, en su sitio, sin planificar casi nada. 
Se abrían las tarteras y se distribuía la comida en platos, y cubiertos de plástico, de esa manera no había que lavar vajilla alguna. 
Tan solo el café o las tisanas se elaboraban en la cocina, pero casi todo se traía en frío. 
Los postres era algo especial y todos nos deleitábamos con los mismos.

Después de comer, se reposaba un poco, algunos se quedaban traspuestos, otros preferían salir a dar un paseo. 
Hacía las cinco de la tarde se retomaba la reunión. 
Esteban conectaba el ordenador a la televisión y se ponía en marcha el coloquio.

Matt era un científico joven, poco acostumbrado a la jerga del grupo, por lo que preguntó.

- Hans 
¿Qué es la Suprema Inteligencia? 
Te has referido antes a ella. 
Entiendo que estás hablando de Dios.

- No Matt, Dios es el concepto más prostituido del planeta. 
 
Cada persona, grupo o colectivo conciben a Dios a su manera. 
 
Para unos es vengador, para otro político, para estos, amoroso y pacífico, para aquellos justo e implacable. 
Por cada persona hay un Dios distinto. 
 
Todas las religiones pretenden tener al Dios verdadero y en torno a él se crean jerarquías, representantes y profetas que terminan enviando a los hombres a la guerra, a la tortura, o a la muerte, precisamente en nombre de ese Dios.

La Suprema Inteligencia no puede ser poseída ni instrumentalizada. 
 
Se puede manifestar caprichosamente, en un niño, o en un ateo. 
 
Puede inspirar al científico, o confundir al sabio. 
 
No tiene forma, pero, compenetra a todas ellas. 
 
Ella se manifiesta en el pasado, en el presente y en el futuro. 
 
Siempre estuvo, siempre está, siempre estará. 
 
Somos los seres vivos del universo que la percibimos, según sea nuestra habilidad, o destreza, para descifrarla. 
 
Es ella que relaciona, instruye y ordena las infinitas causas que precipitan los hechos que nuestra mente percibe. 
 
Lo que tu vayas a ser, lo que tu vayas a desear, Ella lo sabe ya. 
 
Todo se da conforme a una lógica absoluta. 
 
Todo encaja. 
 
Incluso el dolor, la muerte, o el sufrimiento, tiene su objetivo. 
 
La evolución de las razas, y de los seres vivos, se establece en función de la capacidad que tienen, de entender, y auto realizar, dicha Suprema Inteligencia en su existencia.

Todo lo que existe, no es, sino, una proyección de su mente. 
 
Somos el resultado de su idea, e indefectiblemente, seguimos el patrón que Ella, ha trazado para nosotros.
 
- Demasiado filosófico para mí, Hans. 
 
Pero, en la medida que estaban explicándolo, estabas haciendo referencia a ciertas leyes de la física cuántica.

- Pues Matt, seguro que en ese campo tu eres el maestro y yo el alumno.
,
Hans estaba inspirado, y, un halo de intensidad, parecía acompañarle.
 
- Cuando nos instalamos en Santiago, mi madre, como toda mujer práctica, que debe sacar su familia adelante, enterró su pasado, y, el valle de los Arianni, en lo más profundo de su mente. 
 
En casa, no se hablaba del pasado. 
 
Yo, como era propio de mi edad, enseguida me integré con mis nuevos amigos, y, en un ambiente feliz, y distendido, pero, mi padre no volvió a sonreír, nunca más. 
 
Aunque nunca hizo un reproche ante nosotros, cada día que pasaba, se metía más en sí mismo, pues, de una u otra manera, sobre él gravitaba una sensación de fracaso.
 
Su carácter se volvió aún más sombrío, cuando pudo acceder a las imágenes, y, comentarios, que en todo el mundo se estaban divulgando sobre el Holocausto Nazi. 
 
Él era un oficial formado en los valores de la honestidad, el valor y la lealtad. Era un hombre que admiraba los mismos valores en sus enemigos. 
 
Era esencialmente, un hombre de honor. No podía concebir, como los diligentes que les habían llevado a la guerra, habían cometido tales crímenes.
 
Durante los años sucesivos, en que estuvo de oficial de enlace con la base, solicitó el traslado, incluso pidió el licenciamiento, pero, no le fue concedido. Finalmente, próximo a su jubilación, se le licenció, pues la base 211 había firmado un acuerdo con los americanos, y, ya no había que encubrir ninguna acción o estrategia. 
 
La red que los nazis tenían establecida en Chile, y sus países limítrofes, se disolvió igualmente. Aquellos jóvenes entusiastas, que habían surcado los mares en sus submarinos, se habían convertido en personas mayores, abandonadas por sus mandos, en una tierra de nadie, y, con la imposición de un férreo código de silencio, impuesto por las nuevas directrices que venían de Estados Unidos.
 
Los científicos alemanes, que habían sido reclutados por los americanos, tuvieron la habilidad de escalar importantes puestos en la administración estatal, y, jugaron un papel decisivo para pactar con la base 211, en una coalición hermética, que ya no defendía los viejos ideales que les habían llevado a la guerra.
 
Yo estaba de lleno metido en la carrera. Luego emigré a Estados Unidos. Me casé, y, como sabéis, tengo dos hijos que siguen allí, y que añoro con toda mi alma. 
¡Qué suerte tenéis vosotros Adele, Bob y Norman, que podéis disfrutar de vuestra familia, y vuestro nieto! Creo que este verano vendrán mis hijos con sus familias, y podréis conocerlos.
 
Bob, que estaba a su lado le dio una pequeña palmada en la espalda, para paliar la añoranza del alemán.
 
- Mi padre murió relativamente joven. Su corazón se cansó de latir, y, se fue consumiendo sin dolor, mirando en la lejanía del mar. Mi madre, no quiso venir a vivir conmigo, pues aseguraba que terminaría siendo una carga para mí. Pero, tampoco resistió mucho más, pues un cáncer la fulminó, un año después de la marcha de mi padre. Yo sé muy bien que ambos se marcharon por la senda de los sentimientos que habían dejado en el valle de los Arianni.
 
Mi padre, murió en mis brazos. Con el último suspiro, en una voz apagada, y entrecortada, me dijo mirándome intensamente a los ojos, 
-Tu eres la clave hijo; 
tu eres la clave- 
Ni mi madre, ni yo, entendimos esas palabras.
 
Fue hace un mes, que, finalmente, entendí esa lacónica frase de mi adorado padre, al que ahora, al evocarle, me vuelve a romper el alma.
 
Hans, el hiperbóreo, el hombre sin patria, el ario puro, como así le llamábamos en broma sus amigos, estaba llorando. Y es que a cierta edad la lágrima es un resorte imprevisto e inevitable que nos hace retroceder a nuestros amores, fracasos y emociones que dejamos atrás. Con la voz entrecortada siguió y retomó la palabra.
 
- Fue también hace unas pocas semanas que recordé algo que estaba dormido, y, que, como digo ahora, tiene todo el sentido.

Era un día de fiesta. 
Rescatar a mi padre de su trabajo era imposible, pero, finalmente, mi madre había conseguido sacarle. Fuimos a pasar el fin de semana a la laguna de Cahuil, en la desembocadura del Nilahue. Por aquel entonces, era un sitio virgen, repleto de gaviotas, y, con una población de artesanos de mar, muy reducida.

Nos habíamos levantado, cuando el Sol estaba saliendo. Dejamos la destartalada casa que habíamos alquilado, y nos pusimos a mirar al mar.

Poco a poco, los rayos del Astro Rey, iluminaron nuestros rostros pálidos, cómo corresponde a los que hacen su vida en la ciudad. Seguramente yo ya tenía trece años, aunque no puedo precisarlo con exactitud. Mi madre sacó de la pequeña mochila sendos bocadillos, y el termo con agua. Nos disponíamos a desayunar, cuando oímos una voz detrás nuestro.

- ¿No me invitáis a mí?

- Nos volvimos. 
Nadia le había visto venir. 
La luz del sol iluminaba su rostro. 
A mí, me pareció un gigante, seguramente por la diferencia de estatura con el visitante, y, además porque estaba en una zona más alta. Mi padre pegó un enorme salto, y, casi derriba al intruso, del tremendo abrazo, en el que, por un largo rato se fundieron.

- ¿Cómo es que estás aquí Valiant?

- Mirad familia, este es mi camarada Valiant. Nos graduamos los dos al mismo tiempo, en la escuela de oficiales de la marina, e hicimos la guerra en el mismo submarino 
¿Qué haces tú aquí? 
¿No estabas en el valle? 
¿Cómo te han dejado salir? 
El entusiasmo de mi padre no daba cuartel al amigo para articular palabra.

- ¡Mirad allí!

- Señaló con su mano hacia la lejanía del mar, donde se veía una nave circular, que flotaba sobre las aguas. 
 
Los rayos de sol arrancaban destellos plateados que llegaban radiantes hasta nuestros ojos. 
Nuestra familia conocía aquella nave, pues habíamos visto otras tantas semejantes en la base 211, y en el valle Sagrado. 
Esta era muy grande y por su diseño era sin duda de los Arianni.

- Desde que te marchaste, se han dado grandes cambios en el valle. Te he echado de menos, viejo camarada.

El visitante venía con un buzo ajustado de color azul. Parecía una prenda de vuelo. Iba cubierto con una especie de chamarra amarilla muy ligera. Abrió la chaqueta y pudimos ver a la altura del corazón una insignia bordada que representaba un Sol y una “H”

He hecho cientos de bocetos intentado memorizar aquella insignia. Creo que era algo así.

Hans metió la mano en el bolsillo de su camisa, y desplegó un papel, donde aparecía un dibujo, que reproducía en forma tosca lo que había podido rescatar de aquel recuerdo. 
Luego prosiguió.

- Valiant estuvo con nosotros casi una hora. Han pasado casi setenta años, y, había olvidado totalmente aquella visita, pero, asombrosamente, desde hace un mes, he podido recrear las imágenes, y sus palabras, sin dificultad alguna. 
El visitante se sentó frente a nosotros y nos habló sin abandonar su sonrisa en ningún momento.

- No estoy aquí por casualidad, viejo amigo. De hecho, ha sido el maestro, quien nos ha dicho que viniéramos, expresamente, para estar con vosotros.

Casi toda nuestra vieja tripulación está ahora sirviendo en la flota de los Arianni. 
 
En la base se han quedado otros camaradas, pero, nosotros hemos aceptado voluntariamente, la oferta que nos han hecho nuestros hermanos del valle. 
 
Somos cerca de doscientos voluntarios, los que formamos esta misión. Este emblema que ves, es nuestro distintivo. Ya no somos nazis, ni servimos al Reich. 
 
Nuestra misión, es la de servir los valores universales, de un programa que nos llevará, dentro de muchos años, a salir a la superficie, para liderar un cambio donde el amor, y el progreso, permita vivir al hombre en armonía con las leyes universales.

En este programa, no solo están algunos de nuestros viejos camaradas, sino otros tantos reclutados, que han aceptado la oferta, provenientes de muchos países de la superficie. 
 
Ahora mismo, en el Valle Sagrado, hay científicos, médicos, maestros, familias enteras que han abandonado la vieja civilización humana, y, están sirviendo en este programa. 
 
Son seres que no regresarán jamás. 
 
Seguramente, descubriréis extrañas desapariciones de personajes claves, tanto de la ciencia, como humanistas, y artistas, que han decidido servir este programa Universal.

- Mi padre le preguntó por la insignia que lucía.

- Este programa no está diseñado por los Arianni, sino por todos los pueblos confederados de Agartha, y, por la Confederación de Mundos Habitados del Espacio. 
 
El Sol representa la unidad, el padre creador de cuanto se expresa en la materia. 
 
La “H”, tiene que ver con el hidrógeno, que es el principio de la vida. 
 
Hay unos cuantos mundos, y seres, venidos del espacio, y del interior de la Tierra, que se han confederado para el cambio que se avecina en nuestro planeta. Al parecer, ese cambio es irreversible, y necesario, y, se irá notando poco a poco en los próximos siglos.

Nuestra misión esencial, querido amigo, es intentar convencer a las autoridades de la Tierra, a dejar de fabricar artefactos atómicos, pues, las explosiones incontroladas, están afectando nuestras infraestructuras internas. 
 
Nuestra nave, la que veis sobre el agua, es una especie de escoba, pues patrullamos todas las latitudes del planeta, recogiendo el estroncio-90, y la radiación que se libera de las explosiones atómicas que están haciendo varias naciones. 
 
Esos productos causan la muerte, y, se ha liberado tal cantidad, que ahora mismo, millones de seres se verían afectados si no es por nuestra intervención.

Resulta curioso, querido camarada, que hasta hace pocos años teníamos como misión derribar con nuestros torpedos a nuestros enemigos, y, ahora mismo, sobre mi pecho, no luce la esvástica, y, tengo como misión, salvar vidas.

El maestro te transmite su afecto. 
 
Me ha dicho, que conoce tu deseo de regresar al Valle, pero, no es posible tu retorno. Me ha dicho, que la clave, está en tu hijo.

- La mirada del visitante se clavó en mis ojos 
¿Qué demonios quería decirnos? 
No entendí nada. 
Durante estos años, esta experiencia estaba oculta en las entrañas de mi mente. Ahora, queridos amigos he entendido. 
Ahora, entiendo.

Hans me miró intensamente, con una extraña expresión de júbilo, como si de un niño que descubre los juguetes de reyes se tratara.

- Eres tú Juan quien dará a conocer al mundo, este programa, a través de tus libros. 
Es ahora cuando comprendo lo rocambolesco de mi vida, que ha hecho que, tanto yo, como todos vosotros, hayamos caído extrañamente, y sin ningún sentido, en esta bendita isla.
 
Todos nos mirábamos asombrados. 
Si Hans tenía razón, todo iba tomando sentido. 
Ahora comenzaba a descubrir porque María, mi querida esposa y mis entrañables amigos me incitaban a escribir las maravillosas locuras que nuestros debates iban descubriendo.
 
- ¡Joder! 
Ahora resulta que, por esa lógica, todos estamos metidos en ese programa 
¿Quieres decir Hans que todos nosotros somos Arianni? 
¿Incluso mi nieto? 
¡No me fastidies! 
– Exclamó airado Bob-
 
- No lo sé Bob, querido amigo. 
Esto puede parecer una locura, pero ¿No te das cuenta que la información que Juan vertió en su libro anterior, incluso en el que seguramente hará a continuación tiene claves para entender los nuevos valores y lo que se ha ocultado al mundo? 
¿No te das cuenta que esa información sale de todos nosotros, de nuestras vivencias y recuerdos únicos? 
¿No os dais cuenta que vuestras vidas son distintas? 
¿No os dais cuenta que en cada uno de nosotros hay codificada una clave de conocimiento? 
Tengo la seguridad de que todo va tomando forma pues aquel viajero le decía a mi padre, que la clave estaba en mi 
¿Por qué en mí?

Extracto de 
COMANDO SOLAR

Autores: Tamara Pavón – Lice Moreno

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