s谩bado, 14 de octubre de 2023

馃挮share, 馃挜 REleer - Ramtha ~ Espejos perfectos el Uno del Otro.

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Ramtha 
Espejos perfectos el Uno del Otro.
Reflejo En El Espejo Im谩genes y Fotos - 123RF

Hab铆a una vez un lugar, y no os dir茅 cu谩l fue, donde sucedi贸 la primera experiencia de vida de dos entidades, un hombre, y una mujer; los principios de su primera existencia, y el descenso de sus formas creativas para evolucionar. 
Os dar茅 un nombre. 
 
Ese nombre existi贸, y a煤n existe hasta hoy en d铆a. Y las entidades de las que estoy hablando no son sino dos de ellas, entre lo que se llamar铆a una masa polifac茅tica de miles de entidades que habitaron el planeta en aquel tiempo, pues fueron cinco razas —de acuerdo con su color de piel y su cultura— las que se dieron simult谩neamente. 
 
As铆 es como sucedi贸, y ellos habitaron, en verdad, la tierra de su elecci贸n, y 茅sta fue la tierra del suelo rojo.

El nombre de la entidad se llam贸 Duvall-Debra. 
 
Son dos nombres que especifican la unidad de una entidad que surgi贸 de la casa llamada Duvall-Debra-Badu; Badu significa Dios, la esencia de Duvall-Debra. En su separaci贸n, Duvall-Debra fue masculino en su g茅nero, o sea, la corriente el茅ctrica de lo que en vuestro entendimiento cient铆fico se llamar铆a una carga positiva. 脡l no hab铆a rememorado en su cuerpo la figura de los pechos o el vientre, sino que pose铆a lo que se llama el miembro erecto y la indulgencia de la semilla que yac铆a en sus test铆culos.

La semilla divina
—de la cual aprender茅is todos cuando llegue la hora— 
fue creada a partir de Duvall-Debra por el mismo dios, que se llam贸 Debra-Duvall, y fue en verdad lo que llamamos mujer, el vientre del hombre o el hombre convertido en vientre. Y en ella, que era un ser eminente, el vientre no conten铆a semilla, s贸lo el huevo, y lo que penetrar铆a en el huevo es la semilla, el tesoro que se encuentra en los genitales del hombre.

Debra-Duvall fue y es la compa帽era expl铆cita de la entidad Duvall-Debra, al ser ella, en verdad, el vientre del hombre, y tener lo que en vuestro entendimiento cient铆fico se llamar铆a carga negativa. Su creaci贸n no fue algo menos que Duvall-Debra, sino una extensi贸n perfecta de 茅l.(1)

(1) Duvall-Debra y Debra-Duvall fueron verdaderas almas gemelas, nacidos de la conciencia singular de un dios que se dividi贸 en cargas de energ铆a positiva y negativa con el prop贸sito de experimentar su creaci贸n. Esta es la base fundamental de la igualdad y divinidad en ambos, hombre y mujer.

Ahora, Dios puede plantar la semilla en Dios 煤nicamente cuando se divide para realizarse. En su vida aqu铆 todas las cosas siempre fueron accesibles para ellos, aunque los procesos de pensamiento que ellos hab铆an disfrutado desde el inicio de su creaci贸n se volvieron menos efectivos tras su descenso, pues el destello de luz que se produc铆a a trav茅s de la contemplaci贸n se volvi贸 m谩s denso, y de alguna manera se dificult贸. 
 
Pero a煤n se recuerda que en su primera experiencia como dioses, su primera experiencia en Terra, ellos fueron siempre poderosos alimentando el pensamiento puro. Duvall-Debra vio por s铆 mismo a Debra-Duvall como un ser expl铆citamente bello.

Duvall no sab铆a que el color de sus ojos estaba cambiando siempre. Y dejadme que os hable de ese color. Su per铆metro, antes de entrar en el reflujo de un blanco brillante como la nieve, era de un lustre azul oscuro que se mezclaba con un brillo amarillo, dando la ilusi贸n representada del mar, que pasaba a un tono avellana brillante al llegar a las pupilas, todo ello condensado en un cristal perfecto. 脡l nunca conoci贸 el mito de su belleza espectacular hasta que mir贸 a Debra, que ten铆a los mismos ojos.

Los ojos son maravillosos, son la maravilla del pensamiento, pues tienen la habilidad de evaluar la materia culminada en una forma m谩s baja. Poseen la facultad de evaluar la culminaci贸n del pensamiento en cualquier nivel en el que 茅ste se est茅 manifestando a trav茅s de la vista. 
¿Y cu谩l es la belleza de este color? ¿Por qu茅 ser铆an estos azules y no de otro color? 
Porque el azul, en s铆 mismo, posee una gran corriente el茅ctrica y emite el color de la luz natural hacia el de su carga el茅ctrica para poder ver; y para imaginar el azul en toda su profundidad y en todos sus matices, emite lo que se llama «un efecto de luz el茅ctrica en forma de cilindro» en el proceso del pensamiento. 
 
El azul facilita la evaluaci贸n del pensamiento, a trav茅s de las im谩genes producidas por la corriente el茅ctrica, en mayor medida que otros colores del espectro, que parten del azul m谩s profundo hasta el m谩s puro de los tonos avellana, 茅bano y negro.

El azul ha superado el desaf铆o de una amplia gama de detalles en las im谩genes dadas a trav茅s de la luz, un entendimiento vibratorio que nos lleva hasta el color.

Duvall, en su primer encuentro, mir贸 directamente a los ojos de Debra, y vio a esta entidad con tal encanto y asombro que no pudo imaginar, incluso en su estado de perfecci贸n, una criatura m谩s hermosa, pues sus ojos, siempre cambiantes y con su color azul que a veces se convert铆a en el m谩s puro de los blancos, eran maravillosos. 
 
Duvall los adoraba. Sin embargo, no conoc铆a ni entend铆a el efecto del amor. Y cuando contempl贸 el color y la palidez de lo que era la culminaci贸n de la carne, le record贸 al brillo de la luz. Ese color, en la expansi贸n de todos sus matices se llam贸 crema. Y 茅l se sonroj贸, sus mejillas se tornaron rosas y sus labios se ablandaron, se humedecieron y se tornaron carmes铆.

Y como el espectro total de los colores en Terra est谩 incompleto 煤nicamente en el pensamiento realizado 
—y no en el pensamiento elevado—, 
茅ste s贸lo puede percibir 
—con su habilidad— 
aquellas cosas que posean ciertos colores, que en el marco de la vibraci贸n luz-color son los m谩s pesados. 
 
Despu茅s de haber mirado el firme semblante de Debra y sus maravillosas y abundantes pesta帽as, que enmarcaban el hermoso espect谩culo de sus ojos, los toc贸, encontr谩ndolos h煤medos al tacto. 
 
Y 茅l miro su barbilla que estaba partida, su garganta, que era como una recia columna de m谩rmol y sus hombros, delicados pero bien definidos, agraciados por sus brazos, que partiendo de los hombros se extend铆an sin interrumpir esta figura con su movimiento. 
 
Y 茅l tom贸 su brazo, lo recorri贸 hasta la mu帽eca y observ贸 su movimiento. Y vio sus delicados dedos, con sus pliegues y la sutil terminaci贸n de sus u帽as; en ellas vio reflejado el rubor de su mejillas y sinti贸 su sutileza.

Duvall mir贸 fijamente a su cuerpo y descubri贸 que sus pechos eran blandos, erectos y firmes. El susurro de su sonrojo le mostr贸 que eran el punto culminante de su belleza, y los encontr贸 maravillosos. 
 
Y debajo de sus pechos, que eran el punto m谩s cercano al lugar donde lat铆a su coraz贸n descubri贸 su cintura, donde la piel cubr铆a la estructura de su ser, y 茅sta atra铆a y cautivaba la vista de sus ojos. 脡l se maravill贸 ante la creaci贸n de algo tan exquisito, tan suave y de tal color.

Y 茅l sigui贸 mirando hacia abajo, y lleg贸 a sus piernas y sus muslos. Descubri贸 entre ellos el principio de la creaci贸n, maravilloso. 
 
La l铆nea de los muslos que part铆a del maravilloso tronco era suave y perfecta. 
 
Vio que la pierna ten铆a un punto de flexi贸n y del otro lado una hendidura. Descubri贸 que el punto m谩s s贸lido en la pierna de su amada criatura era su rodilla. Sigui贸 recorriendo la pantorrilla con su mano, hasta que esta masa, redondeada y delicada en su forma, se uni贸 con la delgadez del tobillo, a partir del cual se mov铆a el delicado pie. 
 
Duvall observ贸 ah铆 la gracia de los huesos que se un铆an gentilmente para formar la totalidad del pie apropiadamente, cubiertos por la preciosa piel y que culminaban en la formaci贸n de sus dedos, cuyas u帽as reflejaron nuevamente el rubor de sus mejillas.

Cuando Debra regres贸 su mirada a aquel que la estaba admirando con tanto asombro, vio el pelo de Duvall, que era como el oto帽o en su fragancia, y pens贸 que era maravilloso. 
 
Y cuando mir贸 su propio pelo para ver si era igual, encontr贸 que sus rizos tambi茅n eran como el oto帽o. Al mirar a Duvall, Debra vio el encanto de unos ojos que ella misma pose铆a, pero nunca antes hab铆a visto, y una nariz firme alargada y grande, que permit铆a que el aire la penetrara con toda su consistencia. Y vio c贸mo se ensanchaban sus cavidades.

Ella observ贸 unos labios, curvados y firmes, expresivos y largos, que completaban un rostro con una ancha curvatura en la l铆nea de sus mand铆bulas, sostenido por un cuello alargado, y unos hombros anchos y redondos, con brazos gruesos, pesados y hermosos. 
 
M谩s abajo de los brazos, que por cierto presentaban la misma sensaci贸n de oto帽o que la cabeza —aunque en los brazos los cabellos se rizaban en filas con una gran perfecci贸n de dise帽o— ella divis贸 una mano ancha, larga, encantadora y perfecta, con las u帽as incrustadas al final, como si algo remarcable las hubiera colocado all铆, mostrando el detalle final de una forma creada.

Y sobre un pecho ancho, a la altura del coraz贸n encontr贸 unos pechos como los de ella pero planos, hermosos y encantadores, y con el aliento que sal铆a de sus fosas nasales recorr铆a un pecho que se desplazaba hasta una cintura y unas caderas m谩s estrechas que las suyas, que en el puente de su apertura mostraban el tesoro y la esperanza de las generaciones venideras; y unas piernas musculosas que se extend铆an hasta las rodillas firmes y anchas, unas pantorrillas fuertes y un pie largo y ancho, que permit铆a el aplomo de la grandeza de esta entidad, llamada Duvall, en su forma m谩s perfecta.

Mientras se miraban el uno al otro ve铆an la verdadera imagen de cada uno. Y cada uno a su manera se hab铆a creado a s铆 mismo siguiendo el dise帽o m谩s grandioso que permitiera el intercambio entre Dios y el hombre, capaz de producir la existencia de la humanidad en un plano que hab铆a esperado mucho tiempo y que ahora ya estaba preparado, pues cada uno pose铆a la perfecci贸n requerida de su cuerpo para poder ser opuestos y crear por s铆 mismos la semilla perfecta que permitiera la venida de un linaje futuro.

Y ¿d贸nde estaba el amor? Uno nunca posee nada realmente hasta que lo haya contemplado primero, pues la posesi贸n, la absorci贸n y la revelaci贸n de algo nunca es experimentada realmente hasta que se realice primero en el pensamiento contemplativo. De este modo, no fue hasta que los dos hubieron contemplado el encanto de cada uno y la belleza de sus seres, y hubieron sentido el tacto con certeza, que se encendi贸 el fuego en el vientre de ella y en los genitales de 茅l.

Y en la formaci贸n de un pensamiento que proced铆a de la mirada directa del uno al otro, cual si estuvieran viendo un espejo, se produjo el primer acto de fertilidad de las entidades Duvall-Debra y Debra-Duvall: la uni贸n permitida por la maravillosa y abundante creatividad en la que ellos dos se hab铆an convertido a trav茅s de sus propias personas perfeccionadas; la uni贸n y la adhesi贸n necesarias para traer a la vida la semilla de los preciados genitales y colocarla en el maravilloso vientre de Debra, el nido de todas las generaciones venideras en la historia.

En el proceso de la creaci贸n a trav茅s del amor y el ejercicio de la copulaci贸n, existe la pasi贸n, una gran pasi贸n de amar aquello que ha sido creado en medio del fervor, y de mantener la esencia del pensamiento de esa misma pasi贸n. En el momento de la concepci贸n lleg贸 la maravillosa semilla, procedente del miembro erecto de Duvall. Y tras el compromiso y la proyecci贸n de s铆 mismo, como se dir铆a con t茅rminos elocuentes, Duvall mir贸 a Debra a los ojos, y vio su reflejo. Y Debra mir贸 a los ojos de Duvall y vio su imagen, y la am贸. Y la semilla que surgi贸 y en verdad en-contr贸 el huevo, se convirti贸 en la imagen perfecta que hab铆an observado el uno del otro. Y he aqu铆 que lleg贸 otro dios procedente de lo que se llama el Atrio de las Constantes, que hab铆a esperado su turno hasta el momento de la copulaci贸n, y se pudo convertir en la elocuencia del hombre sobre el plano Terra. Cuando su miembro se torn贸 fl谩cido, Duvall se acost贸 junto a su hermosa mujer, y ella se abraz贸 a 茅l.

Y Duvall, que estaba aprendiendo a amarse en gran medida, am贸 todo lo que vio en Debra, y Debra hizo lo mismo. Estaba sobreentendido. De este modo comenz贸 la uni贸n de dos seres que se pertenec铆an el uno al otro. Y las fuerzas de la luz hab铆an creado y comenzado una nueva vida a trav茅s del placer que hay en la fuerza creativa llamada materia.

Extracto de: Los or铆genes de la civilizaci贸n humana - Ramtha


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